Tuesday, May 20, 2008

¿”No me arrepiento de nada”?

Tantas veces he escuchado esto de muchas personas, pero nunca me había puesto a meditar sobre la frase. ¿Cómo es posible que alguien pueda no arrepentirse de nada de lo que ha hecho o dejado de hacer en la vida? No lo puedo concebir. Y no se trata de una negación a mi imperfección a través de la búsqueda de las imperfecciones ajenas, es simple y llano realismo. Los humanos somos imperfectos, y cometemos “errores” de los cuales luego nos podemos arrepentir. Todos.

Sin embargo, tampoco hay muchas cosas de las que me arrepiento. Muchas de las cosas que hice o dejé de hacer, que en algún momento posterior me pudieron parecer descabelladas o fuera de lo común en mi, ahora las veo como experiencias bien ganadas. Hay pocas cosas de las que verdaderamente me arrepiento. Y principalmente son las que hice o dejé de hacer por cobardía a ser yo mismo, y por temor a mis fantasmas emocionales. Ese beso que no me robé aquel día en la silla del comedor, aquel rechazo al bello cuerpo que se me ofreció aquella tarde en la escalera, aquella noche de pasión que nunca tuvimos después del cine. Imágenes que se me aparecen en sueños, entrelazadas y borrosas, durante ciertas noches agitadas en las que el insomnio se abre paso entre mi frustración.

Quisiera dejar esos fantasmas emocionales, pero a ratos siento que ya es tarde, tarde para recorrer el camino de nuevo, y ser yo mismo, sin temores, sin prejuicios, y sin arrepentimientos.

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